Claves para el cuidado de un olivo
El olivo es un árbol que se cuida de forma sencilla. Sólo con conocer alguna característica de este árbol, podremos cuidarlo fácilmente. Aunque procede del clima templado que marca el mediterráneo, tiene una increíble capacidad de adaptación a cualquier clima; incluso a climas fríos.
Hoy vamos a explicar 4 claves para el cuidado de un olivo:
Plantación
El primer aspecto que tenemos que tener en cuenta es el lugar y la época de plantación.
Primavera y otoño son las estaciones perfectas para su plantación. Aunque es una especie que soporta temperaturas de hasta 7 grados bajo cero, su capacidad de enraizar, es mejor cuando no se dan temperaturas extremas de calor y de frío.
En cuanto al lugar, tiene que tener buena exposición solar, pues son árboles que están acostumbrados a ello.
Tipos de suelo
Los olivos son capaces de crecer en cualquier tipo de suelo; aunque hay que tener en cuenta que esta planta no tolera bien el exceso de agua ni los encharcamientos; por lo que demandará una correcta evacuación del agua de riego.
Un olivo adulto tolera muchísimo mejor la sequía que la abundancia de agua, por lo que muchas veces con el agua de la lluvia es suficiente para su riego. En el caso de olivos jóvenes, los cuidados del olivo varían y es necesario regarlo de forma continua para que arraigue correctamente, asegurándonos de que entre el riego y el riego el sustrato esté seco.
Abono
El olivo solo se debe nutrir una vez al año. Para ello, se mezcla abono con el sustrato que encontramos alrededor del árbol guiándonos por el área que marca la copa del olivo.
El momento perfecto para abonarlos es al final del invierno en climas fríos y en otoño para aquellos climas cálidos en los que no hay heladas.
Poda
Para la poda hay que elegir las herramientas necesarias según la envergadura del árbol y dependiendo de la edad del olivo.
La poda de formación se lleva a cabo en árboles jóvenes que necesitan ser reconducidos. Se realiza entre el segundo y tercer año de la planta y siempre eliminando tanto las ramas bajas que crecen a pie del árbol como los chupones.
La poda de fructificación se lleva a cabo en árboles de más de cuatro años y su finalidad es conseguir una mayor producción y prevenir enfermedades. Consiste en airear la copa de follaje y ramas.
Cualquier tipo de poda del olivo se debe llevar entre finales de febrero y marzo. Un momento en el que, a pesar de que el invierno da sus últimos coletazos con menos intensidad, todavía podemos valernos del frío para ayudar a cicatrizar las heridas infligidas por la poda.