Sí, se puede congelar el aceite de oliva. Como cualquier otro alimento, el aceite de oliva se puede congelar y este estado no produce pérdida en sus propiedades nutricionales y organolépticas. Su comportamiento es el mismo que el de cualquier alimento, para recuperar su estado líquido, basta con descongelarlo.

Lo que le preocupa al consumidor, es que al descongelarlo, el aceite puede presentar en su interior unas bolitas de un color verde claro que se van posando en el fondo de la botella y flotan dentro de ella.

Esto se debe a que todas las moléculas que componen el aceite de oliva no son iguales y cada una de ellas tiene una temperatura de congelación diferente.

Y es aquí donde interviene la composición química del aceite de oliva.

El aceite de oliva está formado por triglicéridos y estos no son iguales. Todos tienen un núcleo procedente de una molécula de glicerina unida a tres moléculas de ácidos grasos diferentes. Dependiendo del ácido graso y del tipo de unión al núcleo, cada triglicérido tendrá una temperatura de congelación diferente que va desde 0ºC a 23ºC.

Así que aunque el aspecto que pueda presentar en el proceso de descongelado sea extraño, esto es producido por la complejidad química del aceite de oliva.

Si queréis recuperar el estado líquido del aceite basta con aumentar su temperatura a 20ºC. A esta temperatura, el aceite volverá a su densidad y color habitual; siempre evitando el calor excesivo y la luz directa para que las condiciones de conservación sean las óptimas.

Estos cambios de temperatura, no afectan en ningún caso a sus propiedades nutricionales y organolépticas. Por tanto, esto confirma que se puede congelar el aceite de oliva.